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Prólogo
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La existencia y el inicio de la Historia
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El cielo y
tierra constituyen el marco y desarrollo de la existencia. Con toda claridad
se indica desde el inicio del texto bíblico que es Dios el que puso el cielo
y la tierra, y que por libre voluntad ha creado todo, esto es, la totalidad
de lo existente, el inicio mismo de la existencia, en resumidas cuentas, la
dimensión espacio-temporal en la que se desarrolla la Historia. Dios da
inicio a la Historia, a la posibilidad de existir. Esta realidad espacial de
cielo y tierra constituyen el marco en el que se desarrollará la elección y
alianza, esto es, la Historia de la Salvación. Dios es el creador de todo, es
el creador absoluto, y esta realidad absoluta viene radicalmente marcada por
el carácter tajante que imprime a este versículo el verbo “crear”
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Dios, Señor del Universo
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Se utiliza el
verbo hebreo “bará” para reflejar la creación divina. En este texto la Creación
se presenta como una creación desde la
nada (creatio ex nihilo) desligada de la materia y que no implica esfuerzo.
El Dios que Israel descubre y quiere recrear en su relato de la Creación es
un Dios que se distingue totalmente de los dioses de su entorno, es el Dios
Señor del Universo que no anda metido en combates ni luchas míticas, sino que
se presenta con la credencial de “Creador” al posibilitar la dimensión de la
existencia. El texto esconde tímidamente esta creación desde la nada pues
todo viene a la existencia por orden de Yahveh y todo es creado en un orden
ascendente de dignidad. Pero aun así
no podemos afirmar que explícitamente la Biblia hable propiamente de la
creación a partir de la nada (2 Mac 7, 28), pues Dios crea el mundo ordenado
en la palabra y en la acción divina. Pero aunque la tesis de que la creatio
ex nihilo es una reflexión posterior que aparecerá en la Biblia al término de
un largo proceso de reflexión, no cabe duda que el escritor sagrado aceptaría
esta formula de la creación desde la nada, sino no se entendería la
colocación precisa del verbo bará y la
depuración a la que somete el caos en el versículo 2
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El marco de la salvación
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La existencia y
la Historia posibilitan el marco de la Salvación. Desde lo infinito, Dios por
libre iniciativa crea lo finito, crea el espacio y el tiempo, haciendo entrar
como el viento la realidad de su presencia luminosa y pura donde no había más que obscuridad. Y
la entrada de su voluntad crea el espacio delimitado de la existencia en el
que se van a desarrollar sus planes de elección y salvación. Siempre bajo la
libre aceptación del hombre que es el destinatario de todo este proyecto
salvífico. El si del hombre acepta el plan de Dios hará avanzar el proyecto y
sentido de la creación. Pero, la negativa del hombre a este plan de Dios
sumergirá al hombre en la realidad anterior: El abismo amenazador de lo que
supone la existencia sin Dios, esto es, la obscuridad, la privación de su
presencia infinita, la destrucción de la creación.
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domingo, 30 de junio de 2013
Lámina 1-2
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